El tema da para muchos juegos de palabras, con el agua como nexo común. Porque lo cierto es que en el objetivo de que Meis cuente, de una vez por todas, con el parque acuático más grande del Noroeste peninsular, todos quieren remar en la misma dirección. Y cuando el proyecto parecía hundido, tras naufragar entre temporales de pandemias, deudas y quiebras, un faro en el horizonte, en forma de fondo inversor, ha venido a reflotar la nave con la intención de que llegue a puerto en el margen de un año.
Santiago Martínez es la cabeza visible del grupo suizo Alcral AG para España y Portugal. Se da la circunstancia de que es natural de Pontevedra, por lo que la apuesta por darle viabilidad al Parque da Auga es fruto de un empeño personal, "porque en Suiza tienen otra visión y prefieren invertir en otro tipo de negocios; pero yo insistí y salió adelante".
Los primeros contactos llegaron cuando los antiguos propietarios se vieron con el agua al cuello, inundados por deudas que no paraban de crecer pese a arriesgar su propio patrimonio personal. Primero buscaron financiación, pero, al no conseguirla, acabaron ofreciendo el parque a quien pudiera hacerlo realidad. Ahí entró en escena Alcral AG.
Primer pago de 80.000 euros a los comuneros para no perder la propiedad
"Hicimos una auditoría y vimos que había unas deudas muy grandes, sobre todo con la comunidad de montes. Así que hicimos un contrato de reserva y a través de un pago de unos 80.000 euros se pudo salvaguardar la propiedad con los comuneros", aclara Santiago Martínez.
Solventado el problema más acuciante, prosiguieron los contactos y a principios de año "les pagamos absolutamente a todos, está todo resuelto, no solo a nivel de empresas constructoras, sino también la de toboganes, la arquitectura... todo".
El inversor estima que sanear el futuro Parque da Auga ha costado en torno a cuatro millones de euros, cantidad a la que ahora habrá que añadir los gastos derivados de la reanudación de la obra hasta su estreno. "Nuestros planes son terminar todo en abril para abrir con garantías al público el 1 de junio de 2025", anuncia, tras reconocer que nada más conocer el proyecto a fondo y hablar con los proveedores, "nos dimos cuenta de que era inviable cumplir la previsión de abrir este año".
Se aprovechará el buen tiempo para rematar canalizaciones y alcantarillado
La hoja de ruta más inmediata pasa por aprovechar el buen tiempo para rematar lo que no se ve, es decir, tuberías, alcantarillado, canalizaciones, riegos, etc. Paralelamente, se va a reforzar el vallado para impedir accesos no autorizados al recinto y se ha contratado a una empresa de seguridad, que ya ha colocado cámaras de vigilancia.
"Se van a hacer dos nuevas estructuras donde irá toda la parte de vestuarios, cafeterías, etc. Y dos piscinas que faltan, una de adolescentes y otra de niños, porque la de mayores ya está hecha. Después entra en octubre la empresa valenciana Action con todos los toboganes para rematar el atractivo principal del parque", detalla el portavoz del fondo.
La última parte se centrará en acabar los jardines, pulir cementos, decoraciones... Y asfaltar todos los accesos, "en cuanto los camiones pesados hayan terminado su parte".
El proyecto sufrió multitud de reveses desde su presentación, en 2019
El proyecto, que vio la luz en 2019 y que preveía abrir sus puertas ese mismo verano, sufrió una marea de reveses. La primera y principal, la pandemia, que paralizó todo. Después vino la crisis de los materiales, que dispararon los precios muy por encima de lo inicialmente estimado.
Esta situación tuvo un efecto dominó en los proveedores y, consecuentemente, en la financiación, generándose una deuda millonaria. Y para colmo de males, la entidad que respaldaba toda la operación, Bankia, acabó siendo absorbida por CaixaBank.
El resultado de este cóctel de adversidades es que unos trabajos que comenzaron a un ritmo ilusionante acabaron totalmente paralizados, con la consiguiente indignación de comuneros (que llegaron a amenazar con acciones judiciales si no se les abonaba el canon pactado) y, sobre todo, de los vecinos, que padecían los contratiempos de una obra descomunal (correntías de lodo y tierra en los días de lluvia que anegaban fincas y bloqueaban caminos) sin siquiera ver en la distancia el alivio de la inyección económica que supondría la apertura del parque.
La propia alcaldesa, Marta Giráldez, tuvo que tomar cartas en el asunto y ejecutar el aval de 100.000 euros que habían depositado los promotores originales para sufragar posibles daños al entorno. "Se tramitó el expediente de caducidad de la obra, pero pidieron una moratoria y se la dimos", dice.
Una cosa es ser flexibles y buenos, y otra que te tomen el pelo
La regidora deja claro que el Parque da Auga es absolutamente beneficioso para Meis, por el prestigio que supone para un concello pequeño pero, sobre todo, por el abrumador impacto en la economía local. "Lo dije siempre: quiero el proyecto, creo en él y quiero que vaya adelante". Pero al mismo tiempo advierte de que "una cosa es ser flexibles y buenos, y otra que te tomen el pelo".
Giráldez, que tiene pendiente una reunión con Santiago Martínez, alerta del peligro que supone tener las instalaciones sin protección "porque hay vídeos con fiestas ahí, hay instagramers grabándose mientras se tiran por los toboganes... O sea, que no haya habido una desgracia, hasta ahora ha sido una suerte".
Una idea gestada en 2005 y que tardó 14 años en hacerse realidad
La idea de dar una nueva vida a la antigua cantera abandonada en el lugar de Penente empezó a fraguarse en 2005, pero la complejidad de llevarla a cabo fue apagando cualquier llama de ilusión.
Sin embargo, 14 años después, en 2019, la empresa Crelpabe -especialista en la promoción de parques temáticos y de ocio- apostó por el proyecto, al que entonces bautizó como Natural Meis. O parque da auga.
Sobre plano, un faraónico diseño que abarcaba una superficie de 70.000 metros cuadrados, como once campos de fútbol. Para dar una idea de su envergadura, sus rivales más cercanos se quedan en la mitad: Cerceda tiene 30.000 metros cuadrados y Amarante (en Portugal) no llega a los 35.000.
La espectacularidad del contenido iba acorde con gigantescas dimensiones. Siguiendo la batuta del ingeniero Alfonso Ribarrocha, se diseñaron seis zonas de agua diferenciadas, regadas por dos acuíferos naturales que atravesarían el futuro parque.
Nada más entrar, los visitantes se encontrarán con el restaurante, la cafetería, las oficinas y las zonas de juego en seco, pensadas para dinamizar el recinto en los meses en los que el tiempo no permita la apertura de las piscinas.
La amplia oferta de ocio contempla varias piscinas, toboganes, puentes de madera, senderos...
Ya en el agua, la zona infantil ocupa un amplio espacio: una gran piscina con cinco estructuras de juego distintas (toboganes adaptados a edades tempranas). Una segunda piscina de menor tamaño incluirá zonas de paso y para refrescarse.
En la parte central del complejo se ubicarán otros dos vasos con toboganes aptos para pequeños y mayores y amplias zonas de esparcimiento.
Ascendiendo por los distintos senderos, dos puentes de madera conducen a la parte alta de Natural Meis, presidida por una gran piscina de olas y el área para los más intrépidos, que incluye dos toboganes clásicos con varios loopings y dos rampas de descenso en las que se alcanzan grandes velocidades, además de la clásica pista de carreras en la que hasta seis bañistas pueden enfrentarse para dilucidar quién es el primero en alcanzar la línea de meta.
El diseño se integrará en el entorno natural con un impacto ambiental positivo
Un aspecto muy novedoso del parque, como destacaron en su día sus promotores, es la intención de que las atracciones se fundiesen con el entorno. "A pesar de las restricciones del propio territorio, muy montañoso y boscoso, el diseño se integrará en el entorno natural con un impacto ambiental positivo, preservando los espectaculares carballos, sobreiras o loureiros existentes en la parte alta de Penente", indicaron.
El proyecto de parque acuático de Meis contemplaba todas las variables para dinamizar el recinto más allá de la temporada estival y convertir el complejo en un referente y un impulso económico y turístico para la comarca de O Salnés.
