El monumento homenaje a los Barrosos estrena ubicación en O Revel

El vilalongués y autor de la obra, Manolo Fandiño, visitó hace unos días la escultura acompañado del concelleiro, Yago Torres
Manolo Fandiño, autor del monumento homenaje a Os Barrosos, en Vilalonga, Sanxenxo, junto a su escultura. DS
photo_camera Manolo Fandiño junto a su obra. DS

El cruceiro homenaje a los Barrosos, nombre con el que se conoce popularmente a los vecinos y vecinas de Vilalonga, ya luce en su nueva ubicación de la parte alta de O Revel, frente al colegio de O Cruceiro y el campo de fútbol. La escultura que se encontraba en la Praza Pública y que se retiró tras la remodelación fue reubicada en este nuevo espacio tras su limpieza y el acondicionamiento del espacio. El conjunto escultórico fue visitado hace unos días por su autor Manolo Fandiño y el concejal de la parroquia, Yago Torres.

Las más de 28 toneladas de piedra granito talladas son un auténtico símbolo de la parroquia. En la parte baja, en los laterales se pueden apreciar las imágenes de la Ría de Arousa con las fábricas telleiras al fondo, un día de fiesta en la Praza Pública y un verso homenaje a los canteros donde el autor firmó la obra. “Nunca antes se dixo, pero tamén é un recoñecemento ao empresario Epifanio Campo que tanto fixo por esta parroquia”, asegura Fandiño. Las figuras de un barroso con el azadón y una barrosa con la cesta en la cabeza, a los pies de la cruz, recuerdan una actividad que marcó varias generaciones de familias en Vilalonga.

Tampoco faltan las referencias religiosas con las imágenes de la Virgen del Carmen y de sus patrones, San Pedro y Santo Tomé. “Foi un traballo de varios meses no que participaron varios canteiros, dous deles están agora en Londres e Estados Unidos traballando”, explica Fandiño. 

El conjunto escultórico cuenta también con una fuente que recibe el agua del manantial conocido como Caramelo y dispone de cuatro puntos de iluminación en el suelo para que pueda seguir luciendo durante las horas de poca luz. “Gústame esta ubicación porque está enfronte do colexio O Cruceiro ao que eu fun de pequeno e no que estaba unha profesora, Milagros Guzmán, á que debo que sexa canteiro. Foi como a miña segunda nai”, aseguraba el autor de la obra durante su visita a la nueva ubicación.